EMILIA SEVILLANO ALMANSA
Técnica socio-sanitaria
Agente Informadora de Salud. Programa MIAS 2021

ARTÍCULO DE OPINIÓN

22/06/2021

Mi nombre es Emilia Sevillano Almansa, tengo 55 años y os voy a contar como aprendí la importancia de los  autocuidados.

Mi experiencia como cuidadora empezó desde muy niña. Por aquel entonces falleció mi abuela y con 12 años me sacaron del colegio y me quedé encargada de cuidar a mi madre con una hemiplejia izquierda y del mantenimiento de la casa. En mi familia éramos tres hermanos, dos chicos y yo, pero como mujer fui “la elegida” para desempeñar la tarea de cuidadora. Esta situación me lleno de sufrimiento y de una responsabilidad muy grande, mi madre estaba enferma, no superaba su situación y me trasmitió todo su dolor y su frustración. Yo no estaba preparada ni física, ni emocionalmente para afrontar esa tarea, ni tenía a nadie con quien compartir mi preocupación y agobio.

Los cuidados son universales son la base de la vida misma, somos cuidados y todos cuidamos con mayor o menor intensidad a lo largo de la vida. Es un trabajo invisible, que la mayoría de las veces se hace sin recibir retribución económica por ello y sin el agradecimiento de los demás y el reconocimiento social. Pero el cuidado que realizan las mujeres y los hombres presenta características diferentes. Cuidar casi siempre se conjuga en femenino y en singular.

En aquella época, mis conocimientos eran muy pocos, pero el entorno familiar y social esperaba de mí que me hiciera cargo de todo por ser mujer, aunque no tuviera la preparación ni la formación para hacerlo.

No todo es negativo, la satisfacción de cuidar llena tu vida y la de los demás de amor, de experiencias para compartir, vivencias y momentos llenos de tanta ternura, es un dar y recibir que no tiene precio, que no todo el mundo está dispuesto a hacer y que muchas veces le da sentido a nuestras vidas.

Aquella experiencia me sirvió años más tarde para decidir formarme como auxiliar de geriatría, y para poder desarrollar lo que sería mi vida profesional. Estuve durante 4 años trabajando cuidando a otras personas, esta vez como cuidadora profesional. Tras este periodo de tiempo llegó un momento que me encontrada agotada mentalmente.

Pude comprobar como con el paso de los años mi salud se iba deteriorando, comenzó a aparecer cansancio, tristeza, ansiedad, dolor, estrés, frustración, malestar, sin tiempo para el autocuidado y el ocio, que solo pensarlo me generaba sentimiento de culpa. También se ven afectadas otras partes de tu vida, como son las relaciones familiares, sociales y la posibilidad de trabajar.

Nunca pensaba en mí, era todo para los demás, compatibilizaba mi casa y mi familia con el trabajo, estaba cansada a nivel físico y psíquico, lo cual derivó en una crisis personal que me llevó a plantearme que debía parar y reflexionar que me estaba pasando.

Entonces comprendí que para mejorar mi salud mental y mi calidad de vida debía “aprender a cuidarme”. Inicie el camino de la autoescucha y del autocuidado: comencé a escuchar a mi mente y a mi cuerpo, comencé a conocerme y aceptarme tal cual soy, comencé a formarme en crecimiento personal y bienestar emocional.

El autocuidado implica:

– Dedicar tiempo a escucharnos  y averiguar que nos gusta y que necesitamos.

– Trabajar para la mejora de la autoestima, así dejas de tener pensamientos negativos sobre ti mismo, te pones objetivos, consideras los errores como oportunidades de aprendizaje,  te valoras y mimas.

– Aprender a pedir ayuda, no somos heroínas, no podemos con todo, también hay que confiar en los demás.

– Delegar responsabilidades en otras personas, no tener vergüenza o miedo si no podemos hacerlo todo.  

– Compartir tareas, que se impliquen otras personas para que también sientan y experimenten lo que significa cuidar a los demás.

 – Trabajar la asertividad  y aprender a  decir que no en momentos puntuales.

– Cuidar nuestro cuerpo, reservar tiempo para el ejercicio físico, la relajación y la meditación,   estar presente contigo y tener tiempo para ti.

 – Cuidar de nuestro sueño y descanso es muy importante para llenarte de energía para poder afrontar los retos de cada día.

– Realizar los controles médicos preventivos.

– Vivir en el presente, disfrutar el aquí y el ahora y regalarte momentos que te hagan sentir bien sin sentirte culpable por ello.

Para mí la realización del curso de MIAS (Mujeres Informadores Agentes de Salud) ha supuesto una puerta hacia mi interior favoreciendo mi autocuidado, me ha llenado de ilusión y me ha hecho ver que hay muchas personas a las que la vida pone retos difíciles y que necesitan autocuidarse para conseguir una vida satisfactoria y plena.

BIBLIOGRAFIA

Béjar. S. (2003). Tu sexo es tuyo. Barcelona. Ediciones Debolsillo

Junta de Andalucía, Instituto Andaluz de la Mujer (2020). Cuadernos para la Salud de las Mujeres, nº 3: Los cuidados y la salud de las mujeres.

Myss C. (2005). Anatomía del espíritu. Barcelona. Ediciones B.

Pinkola Estés, C. (1998). Mujeres que corren con los lobos. Barcelona. Ediciones B.

Punset, E. (2012). Una mochila para el universo. Barcelona. Ediciones Destino.

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